viernes, diciembre 25, 2009

NET ART COLOMBIA I

“.....sin embargo, utilizando un oficio y por ende un tecné, que en época de los Griegos tenía el mismo rango del hacedor de barcos, la civilización Occidental encontró una herramienta para trascender el principio de realidad y así darle expresión a las más profundas pasiones de su espíritu, diseñando mecanismos para transmitir lo incomunicable....”

R. Cunemghan

Ante la avalancha indiscriminada de datos con que la sociedad de la información bombardea a sus afiliados, la crítica se convierte en un gesto natural para depurar, decodificar y filtrar éste voraz paquete que invade la vida psíquica del navegante, tanto al desprevenido como al implacable visitante de la inmensa constelación de interfaces, protocolos, redes LAN, WAN y proveedores ISP conectados con CPU´s alrededor del vocablo mágico: internet. Ésta cultura de la comunicación teledirigida ya no sólo transmite datos y si los transmite, lo hace de una manera interactiva, visualmente estimulante e involucrando al consumidor en un ambiente altamente manipulado.

La creación de la esfera pública burguesa contó con un espacio por excelencia: El café. Hoy esa renovada esfera pública se construye en internet. Así como los intelectuales, literatos, artistas y poetas encontraron en los cafés del centro Bogotano su lugar favorito para hablar, discutir, tertuliar, emborracharse y pelear, hoy en Bogotá nuestro café es esfera pública. Un café que curiosamente abre sus puertas en cualquier lugar del mundo (Me perdonarán Jaime y Oscar por éste acto explícito de lambonería!).

El carácter global de la red trasciende las fronteras geográficas y rompe con los límites nacionales, ofreciendo a cualquiera que desee recoger el desafío, la oportunidad de ser (net) artista con una audiencia potencialmente enorme, sin los filtros sancionadores institucionales. La naturaleza inmaterial de éste medio y la facilidad para construir anonimato, alimentan el sueño de una identidad descorporeizada, que se concreta en la utopía posthumana. La construcción de identidad se convierte en material de experimento creativo, aunque los loqueros análogos insistan en que se trata de meros desvaríos de la personalidad “autónoma”, que requiere con urgencia la aplicación de terapias y otras yerbas de aconductamiento que ofrece la muy noble, elevada y espuria cultura siquiátrica.

Netart Colombia (www.artenlared.org), la primera muestra de éste tipo que organiza el Banco de la República, constituye una aproximación acertada para abrir el debate y elevar a la superficie éste tipo de lenguajes. Al espectro físico de la ciudad como huésped de la producción artística contemporánea se ha de añadir un nuevo invitado: el espacio virtual de la red. Por lo tanto es el comienzo para que éste tipo de medios ingresen en la canasta de ofertas sensibles que nutren la escena artística Colombiana, e implica un reto para la crítica tradicional ya que los parámetros usados se deben reinventar o eliminar, en la medida que se está ante la presencia de un nuevo y complejo lenguaje.

Unas nuevas fronteras aún por determinarse entre arte, crítica y literatura electrónica se establecen a partir de un esquema emergente que contempla el uso del medio como mecanismo de creación y composición, lugar de exhibición y expresión permanente de modelos no lineales, horizontales y desjerarquizados.

Uno de los asuntos más interesantes que posee internet es su resistencia al control (soft freedom), donde las únicas normas que hay que respetar es el protocolo TCP/IP que pertenece a un orden técnico y no institucional, político o social. El cuento de Kafka citado por Lucas Ospina habría sido imposible escribirlo en épocas de internet, donde no hay censores, ni jefes, ni loqueros policías, ni grandes señores y señoras controlando la circulación de producción subjetiva.

Curiosamente el origen de internet se encuentra en la época de la guerra fría, cuando la estrategia militar se preguntaba acerca de los medios de comunicación que se deberían establecer para tiempos post nucleares, es decir, una vez el holocausto atómico se hubiera declarado como una realidad en el planeta. Para que la comunicación fuera posible se requería que los agentes involucrados, actuando como nodos, tuvieran un status similar, con una autoridad suficiente para crear, pasar y originar mensajes. Cada mensaje se dividiría en paquetes y cada paquete tendría una dirección asignada. El arranque inicial de cada paquete estaría en alguna fuente nodal específica y terminaría en una fuente nodal destinataria específica. La ruta particular que tomara cada paquete no importaba, solo el resultado.

Hoy en día internet es una palabra que está en boca de todo el mundo, una inmensa mayoría que se limita a usarlo para escribir cartas electrónicas, conocer amigos y salir de apuros con las tareas escolares recurriendo al desprestigiado copy & paste (copy page pronuncian los despistados cibernautas criollos).

Otros – como los artistas digitales – encuentran en la red una poderosa herramienta para desarrollar sus propuestas en un medio que ofrece una audiencia tan inconmensurable, que corre el riesgo de invisibilizarlos. Para aligerar ésta amenaza el net art deberá contar cada vez con pantallas más planas – amigables con el espacio expositivo - que permitan el ingreso fácil de éstas tecnologías a la galería, el museo y el espacio público, reduciendo la brecha que lo constriñe a ser un representante de los nuevos medios de expresión, para convertirse en un artefacto de punta que construye los discursos contemporáneos del arte. Su ingreso al templo expositivo clásico no se debe entender como una manera de domesticar su fuerza o una rendición ante los parámetros que fija la cultura del “censor”. Simplemente la obra puede estar en el museo sin perder su “aura” exterior, es decir la publicidad anárquica de la red (sueño con pantallas por doquier).

Ante éste panorama surge la inevitable pregunta: ¿Cuáles son las herramientas y el marco teórico con que el crítico ó el investigador de arte puede abordar estas nuevas plataformas culturales en la época de la economía informática, como formas que amplían el discurso del conocimiento al afectar las estructuras sociales y organizacionales?

La pregunta obviamente implica un reto enorme que desde mi propia perspectiva resulta aplastante. Sin embargo se debe empezar por esclarecer un lugar cabeza de playa que permita ir conquistando lentamente la hondura del tema. Para éste caso específico me valgo de dos oportunidades: Una es la actual muestra de net art Colombia y la otra una configuración de elementos concomitantes a la actividad digital en la red, desde la perspectiva empírica que ofrece la nueva literatura informática.

· El espacio creativo ó de producción es prácticamente el mismo espacio expositivo

· Teleinteracción que trasciende el espacio físico clásico de exhibición

· La obra digital no es mediada por centros, lugares o personas legitimadoras del valor sensible

· Modelo de producción que fusiona en un mismo lugar ciencia y arte

· El trabajo, la investigación y la discusión grupal es casi que una condición natural en los medios digitales

· Aprendizaje procesual continuo. La “obra” nunca está terminada. Vive en permanente trance de retro alimentación

· Narrativa multi lineal que incorpora una estructura interactiva: gráficos en movimiento, sonido, texto, lenguajes avanzados de programación

· El código abierto desafía las nociones clásicas de derechos de copia y propiedad intelectual
Cultura de la pantalla. El monitor como un tercer ojo que no solo nos muestra, también nos observa. Al respecto S. McQuire señala: La migración de las pantallas electrónicas al espacio externo de la ciudad se ha convertido en una de las tendencias mas visibles del urbanismo contemporáneo. Paul Virilio ve en ésta categoría un elemento que insiste en llamar “Gótico electrónico”, que rememora los intereses de las iglesias góticas plasmados en los vitrales como mecanismos que señalaban los patrones morales a seguir por sus seguidores. Las pantallas públicas convierten al ciudadano en productor. Las mitologías públicas expuestas en el área pública generan formas de racionalización en el espectador que trascienden el tradicional rol pasivo de éste.


Las categorías establecidas por Juan Devis apenas cubren un sucinto manto de oportunidades que ofrece la red como dispositivo artístico y menciono otras que conforman ésta sinfonía de aplicaciones: arte PDA (Personal Digital Assistant), applets JAVA, cine y animación digital para la red, biotecnología artística, arte GUI (Graphical User Interface), web cams art (ó lo que señala un escritor español: “Ha convertido a todos los sujetos del planeta en potenciales sujetos narrativos. La webcam no solo ha globalizado su acceso, sino que ha globalizado la participación.…”), literatura hipertextual, ambientes 3D multiusuarios, telepresencia, performance virtual. Sin embargo – lo repito – bienvenida ésta muestra para ponernos a tono con un medio de expresión artístico que cumple algo más de 15 años de estar rodando por la red.

Según se desprende del ensayo escrito por Juan Devis a manera de introducción, la conformación de la muestra tuvo un carácter cerrado, algo que riñe con el temperamento abierto de la red. Sería muy interesante para futuras oportunidades abrir el espacio de participación, ya que la estructura de la actual convocatoria mantiene la vieja manía de señalar quienes participan. Si ya el Banco de la República se atrevió a dar éste importante paso, lo que sigue es continuar el esfuerzo por visibilizar este tipo de producciones manteniendo un site permanente que acopie y monitoree toda la producción naciente en este campo del arte. La logística implícita en el lenguaje de la red facilita éste tipo de operaciones. Hacer este tipo de muestras cada dos años o por periodos definidos es repetir ese modelo excluyente que tienen los espacios físicos y la instituciones encargadas de su desarrollo, es decir, salones, bienales, premios, etc.

Este informe es el primero de tres que pienso enviar a EP para mirar desprevenidamente net art Colombia. El segundo echará un vistazo en detalle a cada una de las participaciones de la muestra señalada y el tercero observará el contenido de las respuestas que cada uno de los artistas consignó al cuestionario formulado por Juan Devis.

Gina Panzarowsky
En algún lugar de la galaxia Blogotana… en tiempos netfílicos

PD: No todo en internet es baile positivista. Ya habrá tiempo para mostrar algunas debilidades. Moraleja: Toda borrachera trae su guayabo

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